Un día, Jesús y su madre fueron invitados a una boda. Resulta que se quedaron sin vino y María le pidió a su hijo que convirtiera el agua en vino para ayudarlos. Jesús se lo pensó por unos momentos. No estaba seguro, pero al final le hizo caso a su madre y LO HIZO.
Es un buen ejemplo de cómo nosotros tenemos que hacer caso de nuestras mamás. Ellas saben lo que es mejor para nosotros. De la misma manera como Jesús obedeció a María, así tenemos que hacerlo nosotros.
Comentarios
Publicar un comentario
Comparte tu opinión de manera responsable y evita el anonimato: Escribe tu nombre, el curso y tu cole gabrielista. Muchas gracias.