El planeta se despertó una mañana con picores por todas partes… Cuando empezó a rascarse por aquí y por allá los habitantes no entendían nada: ¿Qué pasa, qué pasa?, se preguntaban desconcertados. Hasta que, al fin, unos niños se pararon a escucharlo… ¿Se les ocurriría alguna gran idea para ayudar al planeta?
Dios, te doy gracias por esta casa, que a la vez es Madre. Te pido que nos ayudes a valorarla y a cuidarla. Ella es quien nos da la vida. Cada hoja, cada árbol, cada bosque, cada prado, cada río, mar y océano, son hogar y son belleza, son nuestra energía y nuestra fuerza. Cada uno de los animales que habita aquí es hermano y es compañero. Cada vez que respiramos, que sentimos el sol y la lluvia en nuestra piel, y el olor de la tierra mojada, de alguna forma siento tu presencia.
Comentarios
Publicar un comentario
Comparte tu opinión de manera responsable y evita el anonimato: Escribe tu nombre, el curso y tu cole gabrielista. Muchas gracias.