En aquel preciso instante apareció un hombre a lo largo del camino. Entonces, el viento dijo:
—¿Ves aquel hombre con su capa? Quien logre quitársela será el vencedor.
El viento probó primero y sopló como el huracán. El hombre, para defenderse, se abrigó mejor y, cuanto más fuerte soplaba, tanto más se sujetaba la capa.
El viento, totalmente desalentado, dejó de soplar. El Sol, entonces, sin hacer ruido, envió sus cálidos rayos con más ardor que nunca.
El hombre empezó a sudar y, no pudiendo resistir el calor, se quitó la capa. Entonces el Sol fue declarado vencedor.
Este pequeño cuento nos enseña que es preferible razonar y emplear la lógica, que dar rienda suelta a la violencia y la fuerza.
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