¡Ay! ¡Qué olor de humo! Ralf sale corriendo de su casita para avisar a sus dueños del peligro… ¡pero las patas traseras le quedan atascadas en la puerta de la casa! Entonces ocurre algo sorprendente: ¡el cuerpo de Ralf se estira, se alarga y se extiende sin fin!
Este cuento nos enseña cómo Ralf ayuda a sus dueños a pesar de ser muy difícil. Jesús, ayúdame a ayudar a mis amigos cuando lo necesiten.
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