Buenos días
Seguro que alguna vez te has enfadado mucho mucho y sin querer has gritado a las personas que estaban contigo. En este cuento se nos dan pautas para no volver a hacerlo, porque con un susurro basta, no hace falta gritar. Además cuando gritamos nuestros corazones se alejan y luego cuesta mucho volver a juntarlos.
Jesús, ayúdame a no enfadarme y a hacer rabietas. ¡Quiero portarme bien!
Comentarios
Publicar un comentario
Comparte tu opinión de manera responsable y evita el anonimato: Escribe tu nombre, el curso y tu cole gabrielista. Muchas gracias.