Jesús, nos hemos comido el Huevo de Pascua, pero todavía queda mucho chocolate. Hemos hecho trocitos y los guardamos en la nevera. Y cuando, de vez en cuando, comemos uno, recordamos a quien nos lo ha regalado y los días de fiesta en familia.
Jesús, ayúdanos a saber encontrar por todas partes el gusto tan bueno de tu AMOR, como los trocitos de chocolate que guardamos en la nevera.
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