Buenos días!
Los días que llueve se forman charcos en la calle. ¿Los habéis mirado alguna vez con atención? Podemos observar la imagen y describir lo que vemos.
Cuando miramos un charco, parece solo agua en el suelo, pero ¡si nos fijamos bien, puede ser mucho más! Un charco refleja el cielo y las nubes, como si fuera un pequeño espejo en el suelo. Nos enseña a observar con atención y a descubrir cosas especiales que no vemos a primera vista. ¿Qué te gustaría ver reflejado en el próximo charco que encuentres?
Cuando encontramos un charco después de la lluvia, tenemos dos opciones divertidas: ¡chapotear o saltarlo! Si chapoteamos, podemos sentir el agua salpicando y escuchar el sonido de las gotas. ¡Como si el charco fuera nuestro pequeño océano para explorar! Por otro lado, tenemos el reto de saltar el charco sin mojarnos. Aquí podemos probar nuestra habilidad, la fuerza en nuestras piernas y ver hasta dónde podemos llegar. A veces es divertido intentar no mojarse y ver quién puede saltarlo de un solo brinco. Ambos retos, chapotear y saltar, nos permiten jugar y descubrir. ¿Qué te gusta más, chapotear o saltar?
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