Buenos días
Simón pensaba que llorando conseguiría todo lo que quería. Pero un día, al llorar tanto, llenó la casa de lágrimas y se dio cuenta de que eso no ayudaba. Aprendió que es mejor hablar y pedir las cosas con calma.
¿Qué podemos aprender? Cuando algo no sale como queremos, en lugar de llorar, podemos respirar hondo y hablar con mamá, papá o nuestros amigos. Así, todos nos entenderemos mejor y encontraremos soluciones juntos. Expresar nuestras emociones está bien, pero también es importante aprender a comunicarnos de manera tranquila y respetuosa.
Jesús, ayúdame a ser valiente y a decir lo que siento sin llorar tanto.
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