Buenos días,
Hoy os traemos la historia de un ratoncito excepcional. Vivía en una tienda de mascotas y soñaba con encontrar un amigo que lo quisiera. Pero los niños se reían de sus orejas y no querían llevarlo a casa. El ratoncito se sentía triste y solo. Hasta que un día, llegó un niño diferente. Este niño no se burló de él. Al contrario, vio lo especial que era y decidió adoptarlo. ¡El ratoncito estaba feliz! Por fin alguien lo quería tal como era.
A veces, lo que nos hace diferentes es lo que nos hace más valiosos. Al igual que el ratoncito, cada uno de nosotros merece ser amado y aceptado tal como es.
Jesús, ayúdame a querer a mis amigos tal como son, con sus diferencias y cualidades.
Comentarios
Publicar un comentario
Comparte tu opinión de manera responsable y evita el anonimato: Escribe tu nombre, el curso y tu cole gabrielista. Muchas gracias.